La agresividad del perro hacia la familia se vive dentro del ámbito familiar, cuando el perro manifiesta a través de gruñidos, amenazas o mordiscos su dominancia sobre su familia. Este tipo de agresividad se lleva cabo generalmente por machos y por cachorros adolescentes, que quieren reafirmar su rol dentro de la familia, de ahí su conducta, aunque también puede darse en hembras, pero en menor medida.
En primer lugar, si tienes un perro que demuestra o ha demostrado agresividad hacia ti o hacia algún miembro de la familia debes saber que puede ser por varias razones como:
- Durante el proceso educativo se ha confundido al perro, prohibiéndole un miembro de la familia hacer algo que otro miembro sí ha permitido hacerlo (por ejemplo, tú no dejas subirle al sofá, pero tu hijo sí).
- Habéis educado al perro a base de castigos físicos o amenazas: en vez de utilizar el adiestramiento en positivo premiando para reforzar las conductas que quieres repetir, habéis utilizado la violencia para castigar conductas indeseadas (por ejemplo, se ha hecho pipí dentro de casa y no solo le habéis golpeado con el periódico, sino que le habéis restregado el hocico en sus orines). Además de humillar al perro, no aprende la conducta de no hacer pipí, sin embargo, sí aprende a ser más violento y agresivo.
- No estáis cubriendo las necesidades físicas del perro: todos los perros necesitan ejercitarse, liberar energía. Muchos perros, la mayoría, solo se sacan a pasear porque tienen que hacer sus necesidades, sino, ni siquiera saldrían de casa. Los perros necesitan salir cada día un mínimo de 30 minutos para ejercitarse: pasear, correr, jugar, relacionarse con otros perros y personas… Si no lo hacen, desarrollan ansiedad, se frustran y acaban liberando esa ansiedad y frustración mordiendo, destrozando cosas o siendo agresivos con sus dueños.
- No se respetan «sus zonas»: esta acción es muy típica de los niños, y provoca la mayor parte de los ataques de perros a niños. Los niños no respetan al perro cuando come, cuando descansa, o cuando está jugando con algo que el perro considera suyo.
Si tienes un perro agresivo en casa, que ha mostrado agresividad hacia ti o hacia tu familia, debes tener claro que el perro por naturaleza no es agresivo, y que esa agresividad hacia vosotros deriva de vuestra responsabilidad: algo habéis estado haciendo mal, por tanto, mi consejo es que reflexionéis sobre qué habéis estado haciendo mal y sigáis los siguientes consejos:
- Toda la familia debéis consensuar las normas de casa: no vale que uno consienta hacer algo al perro pero otra persona no lo consienta. Confundir al perro hace que se vuelva agresivo porque mientras uno no le dice nada por hacer algo, otro le castiga por hacer exactamente lo mismo. Esto crea desconfianza en el perro hacia vosotros, que no sabe qué esperar de vuestra parte, y eso le crea ansiedad.
- Nunca utilicéis el castigo físico, nunca. Si no queréis que haga algo le decís NO en el momento justo en que lo haga (nunca cuando ya ha pasado porque no va a saber el por qué de vuestro NO). Cuando haga correctamente algo, recompensadle con caricias, elogios y hasta con comida. Recordad que la violencia genera más violencia (además, que los perros entre ellos no hacen lo que hacemos los humanos con ellos: utilizar nuestra superioridad física para dañar).
- Respetad cuando coma, cuando descanse, cuando duerma o cuando esté entretenido con algún juguete. No le molestéis porque podría reaccionar siendo agresivo.
- Aporta a tu perro el nivel de ejercicio físico que necesita: haz que pasee, que corra, que juegue, que se relacione con otros perros y personas en el parque, en la calle, en la playa… No hay nada que haga más feliz a un perro que explorar nuevos entornos.
Un perro agresivo hacia su familia no es un perro feliz ni equilibrado. Vive en constante ansiedad y estrés, por tanto, sigue estas pautas y verás cómo tu perro cambiará la relación con vosotros.
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