No hay duda de que el perro es el mejor amigo del hombre, sin embargo, a veces se lo ponemos muy difícil, y es que hacemos cosas de forma inconsciente que nuestros perros no soportan, por eso, hoy queremos recordarte una serie de cosas que odian nuestros perros de nosotros:
- Que lo abraces. Si para nosotros un abrazo es una expresión de cariño, amor o afecto, para el perro un abrazo puede significar otra cosa: dominación. Cuando los perros «se abrazan» en su naturaleza salvaje hay dominancia sí o sí. Por suerte, son seres inteligentes que saben hacer una doble lectura: por una parte ven que los abrazamos pero por otra entienden que no es dominancia cuando traducen nuestras expresiones corporales o escuchan nuestro tono de voz. Ahora bien, cuidado con abrazar a perros desconocidos, porque podrían no hacer esta lectura.
- Que le hables más de forma verbal que no verbal. Aunque los perros entienden unas 160 palabras de media de nuestro vocabulario, para un perro que hablemos tanto es pura verborrea. Cuida más el lenguaje no verbal que es realmente el que el perro traduce. El perro nos entiende no solo por palabras sueltas, sino por nuestras expresiones faciales, nuestro tono de voz, nuestros ademanes con las manos o brazos, por tanto, habla si quieres todo lo que quieras con tu perro, pero no olvides sobretodo expresarte con tu cara y tu cuerpo.
- Que le acaricies en la cabeza. De verdad que los perros odian esas palmadas en la cabeza. La cabeza hay que dejarla en paz, puesto que tienen las orejas que son sensibles y un sistema de comunicación no verbal importante, por lo que les molesta que continuamente se le toque ahí. En su caso, acaricia por el lomo, que lo adoran, palmaditas en los muslos, qué les apasiona, etc.
- Que mires a los ojos intensamente sin conocerlo. La falta de confianza es lo que tiene. Si a un desconocido no le miras a los ojos intimidatoriamente, no lo hagas con un perro porque para él una mirada directa a los ojos es un desafío. Con tu perro no pasa nada, de hecho te darás cuenta que girará la cabeza en cuanto lo mires un rato a los ojos (a no ser que sea dominante, de lo contrario, cuidado), pero con un perro que no es de tu manada, no juegues a a ver quién aguanta más la mirada porque podrías llevarte una sorpresa en forma de bocado.
- Que lo confundas constantemente. En una manada salvaje las reglas están muy claras y los perros viven muy equilibradamente. Cuando los perros viven con los humanos odian la inestabilidad que les damos. Ellos no entienden de excepciones. Ellos necesitan que las reglas estén claras. Así, si un miembro de la familia no le deja subir al sofá, otro no puede permitírselo. Si un miembro de la familia no le deja pasar a ciertas zonas de la casa, todos deben consensuar esa norma y cumplirla. De lo contrario, el perro se confundirá y no es bueno para su salud emocional ese desequilibrio de reglas.
- Que no le dejes disfrutar del paseo. Muchos propietarios salen con prisas a pasear y no permiten a sus perros pararse a oler, a explorar a investigar, ni siquiera a oler los traseros a otros perros. Esto tu perro lo odia. Él quiere utilizar su olfato que para eso tiene uno de los más potentes de la naturaleza. Deja que tu perro disfrute del paseo sin prisas, deja que interactúe con quien quiera, y que huela lo que tenga que oler. Si no, ¿qué sentido tiene la hora del paseo? ¿Hacer pipí y ya? Pues vaya aburrimiento.
- Que le obligues a relacionarse con gente u otros perros que le caen mal. Esto es cierto. Si tenemos un perro tímido o temeroso, no hay que obligarle a relacionarse de malas maneras con otros perros. Como pasa con los humanos, las relaciones deben formarse de forma natural. Si tu perro es tímido o temeroso y le cuesta relacionarse, ayúdale de forma espontánea. ¿Cómo? Queda con otras personas para pasear conjuntamente y deja que fluya. Con el tiempo comprobarás cómo tu perro se va relacionando con otros de forma natural y sin presiones.
- Que seas aburrido. No hay duda de que los perros, desde los cachorros hasta el más anciano, sacan siempre un hueco para jugar. ¿Por qué? Porque saben exprimir la vida al máximo y para exprimirla hay que divertirse. En este sentido, ¡saca el niño que tienes dentro o sé más perro! Diviértete siempre que puedas con tu perro, no seas muermo, y varía en las diferentes actividades que realizas con tu perro. No pasees siempre por el mismo sitio, varía la intensidad del paseo, alterna el paseo con juegos, etc. Diviértete.
- Que no cuides tu energía. Si estás tenso, tu perro estará tenso. Por eso, ya que tu perro tiene que pasear con correa, por lo menos que no pasee de forma tensa. Relájate y disfruta del paseo, de esta forma, tu perro también disfrutará del mismo.
- Que le obligues a ser vegetariano. Debes tener en cuenta que no son animales omnívoros ni vegetarianos, sino carnívoros, aunque toleren bien los alimentos de origen vegetal. Si le obligas a comer solo verdura, tu perro caerá en una malnutrición severa.
Como ves, tampoco es tan complicado dejar de hacer ciertas cosas con nuestros perros que ellos no soportan. Así que, siempre que te acuerdes, evita hacer estas acciones y disfruta de tener un perro equilibrado.
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