Ya sabes que la organización social del perro se constituye en manadas. Como perros muy sociables tienen un fuerte instinto de pertenencia a una manada. ¿Qué pasa si adoptamos un perro y lo dejamos en el jardín, con su caseta, etc.? Sentirá que no es aceptado por la manada y este motivo que lleva consigo inseguridad, ansiedad, miedo, agresividad, frustración, tristeza, soledad, y muchos perjuicios psicológicos más, llevan a que el perro sea tremendamente infeliz.
Si una persona adopta un perro pero no quiere tenerlo dentro de casa por diferentes razones, debe valorar si esas razones tienen solución o no, y plantearse la posibilidad de integrarlo dentro de casa. Con educación todo se logra, y no se debe pensar egoístamente en si el perro dentro de casa puede ensuciar, romper cosas, etc, porque estas conductas van a depender exclusivamente del interés que tenga el dueño en educar al animal, y se debe tender más a las necesidades psicológicas y emocionales del perro. Si queremos tener un perro no lo debemos tener por capricho sino con el corazón.
Un perro que vive dentro de casa, se siente integrado en una manada, y por tanto, es mucho más feliz, se siente más seguro, protegido y amado, además, que creará un vínculo muy especial con cada miembro de la familia.
No coartes la naturaleza social del perro. Si tienes un perro que vive en el jardín, y no tienes posibilidades de integrarlo dentro de casa, por lo menos, durante el día, dale acceso libre a la casa para que comparta momentos con la familia y sienta la emoción de permanecer a una manada, no solo dentro de casa, sino también fuera de ella realizando actividades conjuntas: excursiones, salidas al campo, etc.