Evidentemente, todos estos actos llevados a cabo por el perro son señales de una mala educación por parte de sus propietarios, porque han educado al perro como si se tratara de un humano, en consecuencia: lo han humanizado. No se puede humanizar a un perro, al igual que no se puede «perrear» un humano, sería ilógico, ¿verdad? Pero no nos parece tan ilógico humanizar a un perro… A la hora de educar a un perro nunca utilizamos la lógica.
Pues debes saber que todos los problemas de conducta del perro se deben a una humanización del mismo. Educar a un perro no es tarea fácil si no sabes cómo, o si das por supuesto que sabes cómo hacerlo.
La primera regla para educar a un perro es preocuparse por conocer cómo se comporta una manada de perros y actuar como lo haría una madre con sus cachorros:
– Nunca se educarán los cachorros hacia el liderazgo, tú como propietario serás siempre el líder.
– Siempre comerás antes que tu perro
– Siempre saldrás por las puertas primero y en el paseo tú controlas el paseo, no tu perro
– El líder siempre está en el sitio más alto tanto para dormir como para descansar, por tanto, se debe prohibir totalmente que el cachorro o perro suba a la cama, sofás o sillones
– Durante el juego, tú como propietario controlarás cuándo empieza y cuándo termina el juego, y recuerda que en el juego siempre ganas tú
– De ninguna manera atiende a tu perro cuando éste demande caricias o pida comida, las caricias las darás tú cuando tú quieras y la comida solo a sus horas y como recompensa por buena conducta
– No le pases por alto una conducta que no quieres que repita: un NO o un SHH a tiempo firme y claro le ayudará a integrar qué conductas debe evitar repetir.
– De igual forma si quieres que repita una conducta, recompénsala mediante elogios, comida o caricias, tu perro asociará la buena conducta con buena respuesta por tu parte
No lo olvides, educar a un perro está en tus manos, no en la de tu perro.