Así como nosotros necesitamos llevar a cabo una rutina de higiene dental para evitar sarro, caries, gingivitis, etc., con nuestra mascota el perro pasa exactamente lo mismo.
¿Qué enfermedades bucales pueden desarrollarse a lo largo de la vida de un perro?
Sarro: es la principal enfermedad bucal que puede sufrir el perro. El sarro es una placa bacteriana que se forma en la base de los dientes, y que si no es eliminado puede derivar en enfermedades dentales más graves que pueden producir desde dolor y molestias, a la pérdida de todos los dientes.
Gingivitis: es el segundo paso al no tratar el sarro, puesto que el sarro acaba afectando las encías, inflamándolas y causando molestias que pueden llevar al perro a perder el apetito.
Periodiontitis: es el tercer paso al no tratar el sarro ni la gingivitis. Tras la inflamación de las encías y su no tratamiento, la inflamación afecta la corona del diente y hasta la raíz, provocando la caída y pérdida de las piezas bucales.
¿Cómo evitar estas enfermedades?
Desde que el perro es pequeño, es necesario acostumbrarlo a una limpieza semanal de los dientes. Nunca debe utilizarse un cepillo de dientes humano, sino que hay que adquirirlo en centros veterinarios y pedir a nuestro veterinario que nos enseñe la técnica de lavado.
La alimentación también incide mucho en el desarrollo de enfermedades bucales. El alimento seco es la mejor opción para evitar el sarro, y la compra de unas chuches que suelen gustar mucho a los perros también es una muy buena alternativa, puesto que están fabricadas exclusivamente para la prevención del sarro.
Si observas que tu perro tiene sarro, es importante que lo consultes con tu veterinario para que pueda proceder a un tratamiento para su desaparición.
