No me puedo ni imaginar el sufrimiento que han podido padecer antes de morir los 17 perros que han muerto calcinados en un refugio de Galicia, de los 41 que tenían refugiados, y no puedo describir con palabras a la persona o personas, si se pueden llamar a sí, que han provocado ese sufrimiento.
Los responsables de la protectora gallega Terra Can de la localidad de Ferrol se encontraron un espectáculo dantesco a primera hora de ayer cuando, a la luz del día, comprobaron lo que provocó un incendio declarado en su refugio de Brión en la medianoche del viernes. «Nada más llegar vimos catorce perros totalmente calcinados y luego comprobamos que aún había más, hasta llegar a los 17. Los que hicieron esto no tienen corazón», comentó consternada Vanessa López, vicepresidenta del refugio.
Este refugio, que estaba en vías de legalizar ya que llevaba abierto desde enero, no se rinde y está pensando en volver a abrir sus puertas para acoger a perros sin hogar, aún a expensas de asesinos que espero y deseo no tarden mucho en localizarles y aplicarles todo el peso de la ley, ante las 17 muertes que ha provocado.
¿Cómo dormirán estas personas? ¿Cómo la conciencia les deja conciliar el sueño?
