La ubicación del resto óseo junto a los deshechos humanos prueba que los nativos americanos utilizaban perros domésticos como recurso alimenticio. «El descubrimiento revela muchas cosas sobre la historia genética de los perros y la interacción entre canes y humanos en el pasado», explica Belknap. «No sólo eran animales de compañía, como en la actualidad, sino que también servían como protección, ayudaban en la caza y servían como alimento», puntualiza este estudiante. «Estos animales eran sacrificados según un rito particular y se cocinaban como un guiso, lo que explicaría por qué el hueso BE-2010 acabó en las heces del comensal. Al mismo tiempo, los perros también contaban con el afecto de los nativos americanos y era normal enterrarles al morir, según descubrimientos arqueológicos».
El perro doméstico más antiguo del mundo era belga y vivió hace 31.700 años. Los expertos creen que los canes americanos se remontan a una especie de lobo euroasiático que cruzó el Estrecho de Bering hasta llegar a Norteamérica.
Aunque la cultura occidental actual desprecia la carne de perro como alimento, es un plato habitual en algunos países asiáticos como China o Corea. Para evitar conflictos con extranjeros, las autoridades chinas recomendaron no comer estos animales durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, pidió al gobierno surcoreano que acabara con esta práctica gastronómica. Blatter elevó esta petición con motivo del Mundial de Fútbol en Corea y Japón del año 2002