Aberrante. Salvaje. No nos podemos creer que los seres humanos lleguen hasta estos extremos.
Un tatuador profesional, Alexander Avgerakis, aprovechó que a su perrita Zion, una pitbull preciosa, le tenían que operar del bazo para extirparle un tumor, para hacerle un tatuaje de un corazón en el que grabó su nombre y el de su novia, con el fin de darle una sorpresa a su pareja, y como no, no se lo ocurrió otra cosa que utilizar su perrita para ello.
Se me ocurren muchas partes de su cuerpo donde podría haberse hecho el tatuaje, pero ¿utilizar a su perrita?. Por mucho que le demos vueltas a la cabeza es imposible entender en qué estaba pensando este hombre.
La foto lo resume todo.
Bastante tenía el pobre animal con pasar por el duro trance que supone una operación de cirugía, como para que además su propietario le complicara aún más el trance con un tatuaje que ha dado la vuelta al mundo.
Y es que no se le ocurrió otra cosa que subir la foto a Instagram, y lejos de recibir comentarios positivos como supongo que se esperaría de «su obra maestra», no solo recibió duras críticas de todo el mundo si no que se sintió tan acosado por los defensores de los animales y de ciudadanos de a pie que, lógicamente, le reprochaban su actitud, que se ha visto obligado a dejar su trabajo en el centro de tatuajes donde trabajaba, en Brooklyn, y cerrar todas sus cuentos sociales (Instagram, Facebook, twitter) y su página web.
Espero que, aunque la idea de tatuar a su mascota para tener un detalle romántico con su novia haya sido fruto de un impulso, le sirva para reflexionar sobre este hecho.
