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Monumento a la lealtad del perro

perroQuiero dedicar esta entrada a Bobby, un perro que fue ejemplo de lealtad, fidelidad y amor hacia su propietario, y que muy justamente, Edimburgo le erigió un monumento. La historia de Bobby es una historia que seguramente habrás escuchado en otros perros, pero quiero homenajear así a todos las personas que tienen la fortuna de poder compartir su vida con estos animales, porque ganarse el cariño y la lealtad de un perro es un regalo de la vida.

La historia de Bobby se remonta hacia el año 1850, cuando conoció a John Gray, un guardia de seguridad al que acompañaba en las guardias nocturnas como compañero de trabajo, vigilando las calles de Edimburgo. Bobby, un terrier, se convirtió en un compañero inseparable para John, durante 8 largos años, en los que compartieron muchas caminatas nocturnas. Incluso comían juntos diariamente en un restaurante de la ciudad… hasta que la salud de John fue empeorando debido a las duras condiciones climáticas, muriendo en el año 1858.

Bobby, no solo no se separó del féretro durante la ceremonia eclesiástica ni durante el entierro, sino que la gente de Edimburgo comprobó con asombro que el perro no se separaba de la tumba durante los días posteriores.

Muchas de las personas que fueron testigos de esta lealtad y fidelidad a su compañero de trabajo, pensaron que este apego duraría tan solo unos días, pero Bobby estuvo en el cementerio durante 4 años, años en los que el encargado del cementerio intentó expulsar al perro del camposanto, sin éxito alguno (acabó haciéndole un pequeño refugio junto a la tumba de John), hasta que en 1872 Bobby falleció sobre la tumba de John.

Este hecho causó tanta conmoción en Edimburgo, que un aristócrata escocés mandó construir un monumento para Bobby, monumento que se puede encontrar en la esquina de Candlemakers Row con King George IV Bridge de Edimburgo, a muy pocos metros del cementerio donde descansa el cuerpo de John Gray. Incluso en el restaurante donde John y Bobby solían comer diariamente, se puede encontrar a día de hoy una plaza que reza: «Bobby was fed here» (Bobby se alimentó aquí). El cuenco donde comía y su collar pueden verse en el museo Huntly House.

Acabo de contar esta maravillosa historia con la frase que se resume en la placa que presenta el monumento a Bobby, el ejemplo real de lo que caracteriza al perro: «Que la lealtad y la devoción sean un ejemplo para todos nosotros».

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