Cómo ser líder de la manada

La diferencia entre un perro cachorro y un adulto es, que con el primero se puede incidir activamente en su socialización, mientras que con un perro adulto hay que aplicar terapias sin violencia física ni verbal para corregir aquellos comportamientos inadecuados, ya sea dentro o fuera de casa.

Casi todos los problemas de agresividad, dominancia, fobias o destrozos pueden tratarse con éxito gracias a terapias específicas, en las que, en función de la problemática y carácter del perro, y del carácter y forma de vida de los adoptantes, la actitud de la familia con el perro cobra una relevancia muy significativa.

Creando un ambiente seguro a tu perro, actuando con él como lo haría una verdadera manada de canes, simulando su estructura jerárquica y siendo un líder vehemente, sereno y coherente, podrás empezar a trabajar. No importa la edad que tenga el animal. Si es un perro muy mayor, lo único que puede pasar es que tardemos algo más de tiempo en conseguir resultados debido a que sus comportamientos están muy arraigados.

Cómo enfrentarte a una reeducación.

Al igual que el cachorro, debes seguir las bases de:

  • Coherencia a la hora de aplicar normas
  • Calma y reflexión ante un problema
  • Marcaje de límites y normas desde el principio

Con los adultos sin disciplina tendrás que empezar desde el principio, como si fueran cachorros.

Tú eres el líder desde el primer día.

– El perro contempla a los humanos de la casa como miembros de una manada en la que él debe encontrar su lugar, que será siempre el último

– Desde el primer momento, mediante actitudes coherentes y serenas, tienes que mandarle los mensajes necesarios para que entienda que todos los humanos de la casa están por encima de él, jerárquicamente hablando. De esta forma te aseguras que si algún día la familia se amplia, el nuevo humano también será su líder y por tanto digno de su respeto y cariño

– Créale un ambiente seguro donde él no detecte ningún peligro, relégale de cualquier responsabilidad y vivirá feliz y tranquilo en casa

Cómo demostrarle quien es el líder.

  • No respondas jamás a sus exigencias de atención: ignórale (ni le mires, ni le hables, ni le toques, ni siquiera para comunicarle que desista). Una vez haya dejado de pedir atención, llámale y dale todos los mimos, caricias y juego que quieras. Aunque suene un poco duro, el perro acepta ser relegado al último lugar, sin más, cuando le demuestres que eres un buen líder. De hecho, para cualquier perro es más fácil vivir sin la responsabilidad del liderazgo
  • No le des de tu comida cuando aún estés sentado en la mesa, puesto que su interpretación es que interrumpes tu comida para dársela a él
  • Dale de comer cuando la familia haya terminado y la mesa esté recogida. El perro siempre tiene que comer el último. No te acerques a su comedero hasta que haya terminado
  • No le dejes subir, por iniciativa propia, a las camas ni a los sillones, que son los lugares que le corresponden a quien tiene el rango superior. Si quieres que suba, invítale tú a subir y luego a bajar. En caso de que presente problemas para bajar, no vuelvas a permitírselo hasta haber trabajado de nuevo tu liderazgo
  • El líder siempre pasa primero por las puertas, pasillos, escaleras… Si te interrumpe el paso, camina arrastrando los pies molestándole para que se levante
  • Actúa en el juego iniciándolo y terminándolo cuando tú lo decidas, y con la forma de jugar que hemos descrito en el apartado del juego. Si te coge la mano con la boca, jugando, y aprieta, un grito agudo, fuerte y rápido será suficiente para que, en la mayoría de los casos, te suelte. Cualquier actitud suya que sobrepase los límites, interrumpirá el juego
  • Dale muchos mimos y caricias, pero la iniciativa del comienzo y el final debes de tenrla tú
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