Lección de vida: Una historia real

Alejandra nos manda su historia, la historia que vivió con su perro Niko y que quiere compartir con todos nosotros.

«Existen muchas historias de perros leales hasta la muerte, de perros heroicos que salvan vidas humanas, de perros que ganan competencias del mejor perro. Sin embargo las historias que marcan la vida de quienes somos amigos de los perros son aquellas de la vida cotidiana. Anécdotas de perros que nos vuelven locos con sus travesuras, de todo lo que rompieron en casa o hasta las cosas más inexplicables que pueden entrar en su estómago. Historias de perros que se pierden y regresan a su hogar, o ¿emprendes una búsqueda y lo encuentras? Esa es mi historia, en la que lo encuentro después de 17 días perdido sintiendo un profundo presentimiento de que lo iba a encontrar.

El amor y la lealtad de un perro no deben ser ignorados. Mi historia es una más de esas lecciones de vida en la que un perro puede hacer que cambies la forma de pensar, hasta de sentir por la vida y sus dificultades.

Niko y yo fuimos a pasear como siempre a la montaña, era martes por la mañana y mi rutina de ese día era con bicicleta. A Niko le encanta seguirme en la bici, es un labrador y por su raza son cazadores y siguen a su amo. Pero ese día cuando ya estamos regresando Niko se distrajo y bajó la montaña del lado que nunca va, ¿Por qué habrá bajado? ¿Vio algo interesante o simple curiosidad? Seguí dando vueltas y sin mucha preocupación pensando que estaba cerca pero no subía. Pasaron alrededor de 30 minutos y comencé a llamarlo y nada, Niko no subía. Intenté bajar un poco, pero la tierra era muy seca y con la época de sequía casi toda la zona estaba quemada y podía deslizarme con facilidad así que lo seguía llamando pero nada. Estaba preocupada pero al mismo tiempo pensaba que por ahí andaba. Después de casi una hora el sol ya me quemaba, tenia que ir a dejar la bicicleta en mi carro pero a la vez no quería moverme del lugar, me empecé a dar cuenta de que pasaba el tiempo y no aparecía y comencé a desesperarme. Seguí llamando unos minutos más y fui a la casa, trate de calmarme y hacer un recuento de cómo fue todo. Ese mismo día en la tarde fui con mis hijos varones a buscarlo de nuevo a la montaña. Miguel (13) es el que más le gusta estar con Niko, estaba desesperado tomó una rama para apoyarse y descendió la montaña hasta que desapareció. Entré en pánico y empecé a gritar pensando que tampoco volvía, en realidad lo que quiso hacer era ver hasta dónde podía llegar y tardó mucho en regresar. Pasaba el tiempo y Niko no aparecía, se perdió. Fuimos al veterinario a avisar, pero te llenan la cabeza de cosas malas, que si en 4 horas no aparece se puede deshidratar, que pudo haberse atrapado con su collar y ahorcado.

Regresamos a la casa sin esperanzas y muy tristes. Lloré mucho a Niko y a partir de allí seguía buscándolo todas las mañanas sin parar, iba al mismo sitio a ver si regresaba y de tanto recordar como fue, decidí buscarlo hacia el otro lado de la montaña, pensé que se había desorientado y por eso no pudo regresar.

Tercer día y nada, puse volantes por todo lados con la información del perro y teléfono donde llamar por si lo veían, pero no funcionó; pasó una semana y nadie llamaba.

Un día después un señor me aviso que vio en un poblado cerca un lugar donde había perros de raza y que había visto un perro igual al mío. Era factible que fuera Niko ya que hay muy pocos labradores de color chocolate como él. Fuimos al lugar, era cierto, sí había un perro con las mismas características pero no era Niko. Me sentí mal, no lo encontrábamos y dejé de buscarlo pero con la fe muy adentro que lo iba a encontrar. Pasaron unos días y me desperté llorando; no pensaba en él, sentía que lo olvidaba, es un sentimiento que cualquiera puede vivir cuando alguien se va de tu vida y quieres que regrese pero por minutos, puedes dejar de pensar en eso… La vida sigue pero si las ganas de recobrar algo son muy fuertes, lo puedes conseguir si te lo propones.

Escribí unos poemas tristes por la misma impotencia, sentía que se había ido y no me di cuenta, pensaba que a lo mejor estaba con alguien que lo cuidaba y le daba comida, o que a lo mejor había sido maltratado y no había comido. Esto también sucede con las personas cuando se van de un lugar por cortas o largas temporadas, solo viven pensando qué hacer cuando las personas que quieren ya no están y deciden irse a emprender una aventura, pensé que eso es lo que Niko quería hacer, vivir su vida lejos de quien lo cuidaba, que ya se sabía cuidar solo.

A mil gritos de agonía

Con recuerdos pausados

Solo un pensamiento continúo

Que mi pecho dice, que no volverás…

Ya con tantos días sin saber de Niko, que haces tu vida normal pero siempre con ese pensamiento de que ¿Será que me esta esperando? O ¿Será que el cree que sé donde está? Pero ¿Por qué te fuiste si yo te quiero tanto?

Era sábado y tenía cosas que hacer pero las cancelé, decidí que no iba a seguir con la rutina sino que iba a buscar a Niko, tenía que darme una oportunidad de encontrarlo, como el juego de las escondidas y salí en la mañana a buscarlo decidida a encontrarlo. Voy a buscar a Niko y lo voy a encontrar porque me está esperando. Fui a los mismos lugares preguntando por el perro. Ya había eliminado los volantes, porque siempre hay gente que te dice cosas malas, que van a tomar tu número y van a extorsionarte, que no vayas al mismo sitio, cuántas personas pueden hacerte daño con comentarios que al final no sirven de nada, solo era yo la que quería que apareciera y con ganas de verlo y salir a correr.

Seguí buscando y preguntando y llegué a un lugar en donde preparan comidas durante los fines de semana para los ciclistas de la zona. Pensé que era un buen punto, a lo mejor Niko siguió a los ciclistas buscándome. Le pregunté a un niño que ayudaba a su mamá a hacer la limpieza si había visto un perro grande de color chocolate, ese niño abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma solo gritó: Mamá ven!!. Me pareció eterno que esa señora saliera a hablarme, ya sentía algo en el estómago, el presentimiento, eso que siente uno cuando hace un lazo con alguien como con tus hijos o una pareja o algún buen amigo, yo presentía que iba a ver a Niko. Finalmente la señora me dijo que lo vieron hacía dos fines de semana, que le echaban las sobras, pero él no se movía de ese lugar. Ese lugar era como una especie de cueva (Niko siempre duerme en un kennel), los hijos de la señora temían acercársele y por eso no podían estar con él. Las plaquitas de los perros deberían decir que no muerden que son amistosos. Llegué a ese lugar y ya sentía que era él, lo llamé y tardó unos segundos en reconocerme, lo demás se lo imaginarán, fue un reencuentro feliz el y yo juntos de nuevo con ganas de jugar y correr. Entre risas y llanto lo recibí en la casa, mis hijos estaban contentos al verlo, hasta una reverencia les hizo como pidiendo perdón, no estaba preparado para salir sólo a aventurar, es un perro de familia, una mascota muy querida.

Mi reencuentro con Niko se basó en las ganas de encontrarlo y no parar de pensarlo, en tener perseverancia en algo que no quieres que se vaya, definitivamente es una lección de vida para todos.

Hay que luchar por lo que de verdad quieres o deseas que siga en tu camino, si son personas o mascotas como esta historia, es lo que vale la pena en esta vida, es lo que te llevas en el alma y es solo tuyo.

Aquí les dejo mis dos frases favoritas para mascotas.

Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma esta dormida. Anatole France

Un perro es la única cosa en la tierra que te amará más de lo que tú te amas a ti mismo. Josh Billings»

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