¿Cómo debe ser la alimentación para perros con Leishmaniasis?

Estamos en medio de la temporada de alto riesgo para una de las enfermedades más preocupantes para nuestros amigos de cuatro patas, la Leishmaniasis.

Este período de riesgo comienza con el clima cálido, desde la primavera, dependiendo del clima de la zona, y se prolonga hasta octubre (ya que durante el invierno los mosquitos se encuentran en estado de larva).

Sin embargo, en zonas donde el calor persiste todo el año, es crucial mantener la vigilancia en todo momento.

La Leishmaniasis es una enfermedad zoonótica, es decir, puede transmitirse a los humanos aunque esto es poco probable y suele afectar sobre todo a personas con el sistema inmunológico debilitado.

Esta enfermedad es causada por un parásito denominado protozoo que se transmite a través de la picadura de un mosquito, un flebotomo.

Este mosquito pica primero a un perro infectado, adquiriendo el parásito junto con su sangre.

Una vez en el sistema digestivo del mosquito, el parásito muta.

Posteriormente, este mosquito se convierte en portador de la enfermedad e inocula el parásito a un perro sano al picarlo.

Una vez que el parásito entra en el individuo previamente sano, se dispersa por todo su organismo a través de la sangre, pudiendo llegar a cualquier tejido.

Por lo tanto, es importante destacar que no es posible la transmisión de perro a perro ni de perro a persona, ya que el ciclo del parásito requiere de este hospedador intermedio, es decir, el mosquito.

El avance de la enfermedad dependerá de cómo el sistema inmunológico del animal responda al parásito.

Si tiene una respuesta inmunológica eficaz, siendo capaz de controlar el parásito y no manifestando síntomas clínicos, es posible que permanezca latente pero sin ningún problema durante toda su vida.

En cambio, si no produce la respuesta inmunológica correcta, la infección avanzará pudiendo dar lugar a las distintas variantes de la enfermedad.

En la mayoría de los casos, aparecen síntomas cutáneos, los cuales generalmente tienen un mejor pronóstico.

Pueden presentarse lesiones en la piel, ojos y orejas. Podrán aparecer úlceras en la cabeza y en las extremidades. Además, se puede observar inflamación y crecimiento excesivo de las uñas.

También se observa disminución del apetito, pérdida de peso, apatía y, en general, falta de energía.

La otra forma es la visceral. Lamentablemente, esta es más grave, ya que afecta a los órganos internos, principalmente riñón, hígado y bazo.

En este caso, el pronóstico es más reservado, pudiendo incluso llegar a la muerte por insuficiencia renal. Es por eso que cuanto antes se diagnostique la enfermedad, mejor será la respuesta al tratamiento.

Si tienes la menor duda respecto a los síntomas que presenta tu mascota, ¡no esperes y acude al veterinario lo antes posible!

Con esto en mente, debes saber que lo más importante frente a la Leishmania es la prevención.

En nuestro país, esta enfermedad está más o menos generalizada, ya que el mosquito vive en zonas con altas temperaturas y humedad.

Por lo general, tiene más incidencia en la parte sur de la península (zona mediterránea), afectando menos al norte por ser zonas más frías.

Sin embargo, el cambio climático está provocando un aumento de las temperaturas, lo que hace que en la actualidad este insecto se encuentre distribuido, en mayor o menor medida, por prácticamente toda nuestra geografía.

Es importante tener en cuenta que el mosquito prefiere aguas estancadas; lagos, embalses o pantanos. Si te encuentras en una de estas zonas más endémicas, una recomendación es reducir los paseos al atardecer, momento de mayor presencia de mosquitos.

Además, puedes poner mosquiteras en las ventanas de casa o usar insecticidas dentro de tu hogar.

Farmacológicamente, la protección frente a la Leishmania puede hacerse de dos maneras:

  • Con productos repelentes específicos que evitan que el mosquito pique al animal, como pipetas o collares.
  • El uso de jarabes y/o vacunas. Estos medicamentos son de uso más reciente y ayudan a potenciar el sistema inmune para que pueda defenderse en caso de que el mosquito pique, evitando así el avance de la enfermedad.
    Lo ideal, especialmente en zonas más endémicas, sería combinar ambos métodos.

Aunque lamentablemente es una enfermedad que no tiene cura, debes saber que se puede controlar y tratar.

Es por eso que es vital detectar lo más rápido posible los síntomas para iniciar cuanto antes el tratamiento adecuado.

Lo primero que debes tener en cuenta es que además del tratamiento veterinario correspondiente, es esencial que tu perro tenga un apoyo nutricional adecuado.

Alimentación del perro con leishmaniasis

Aquí es donde entra en juego la dieta veterinaria natural Lenda VET Nature Leishmaniasis, un alimento dietético específico para esta patología.

El desarrollo de la enfermedad depende de la reacción que el sistema inmune del animal tenga al parásito.

Por eso, en estos casos, es fundamental proporcionarle un alimento rico en antioxidantes, ácidos grasos e ingredientes que lo fortalezcan en las primeras fases de la enfermedad para tratar de mantener a raya la enfermedad, evitando que avance.

También es crucial intentar prevenir o paliar la aparición de cálculos de urato y cistina, que suelen desarrollar los pacientes en tratamiento farmacológico.

Y por último, pero quizás lo más importante, la dieta debe cumplir con los requerimientos de una dieta renal, ya que, en los casos más graves, la enfermedad puede atacar al riñón, hígado y bazo del animal.

Esto significa que debe tener un alto porcentaje de ácidos grasos, acción antiinflamatoria, niveles adecuados de fósforo y proteínas.

Además, los probióticos también ayudarán a la función renal y reforzarán el sistema digestivo e inmune.

En conclusión, es fundamental combinar de manera adecuada el tratamiento veterinario con una dieta específica para poder ayudar a nuestros amigos peludos cuando más nos necesitan.

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